“Cuando entramos en la yurta de Rocroi, nos recibió una joven señorita muy amable. Ella misma nos presentó al guía, llamado Mario, que nos equipó con todo el material necesario, nos entregó las raquetas y los palos y nos ha ayudó a ajustar todo el material a nuestro gusto.
Decidimos realizar el paseo de tres horas, Mario, nuestro guía, nos propuso ir hasta el pie del pico Els Pessons Nos pareció magnífico y enseguida empezamos la excursión. Las raquetas son muy prácticas para caminar por la nieve, nos permiten movernos por zonas con mucha nieve sin hundirse.
Muy rápidamente, nos adentramos en plena naturaleza, en medio de grandes bosques nevados. El silencio era embriagador y cuando nadie hablaba, oíamos sólo el sonido de nuestros pasos y el ruido de acumulaciones de nieve que cayendo de las ramas.
En el curso del paseo, el guía nos mostró rastros, excrementos de animales o pelos enganchados en los árboles, y jugamos a adivinar de que animal podían ser … ¡Aquí, rastros de zorro, qué son diferentes cuando marcha y cuando corre! Allí, rastros fácilmente reconocibles de liebre porque son muy irregulares…!
Luego, nos mostró unos matorrales qué cambian de color y de forma para adaptarse a la altitud, es muy útil saberlo para orientarse! Mario nos muestra una piña arrinconada en un tronco, pienso que es una ardilla quien la puso allí, para guardarla, pero no … nos explica, que está hecho por una ave, las aves arrinconan así la comida con el fin de poder picarla sin que mueva, la verdad que sin manos, no debe ser fácil.
¡Y llegamos al lago Els Pessons! ¡Es un lugar magnífico! Pasamos un cuello y descubrimos que detrás no había sólo un lago, sino una decena más. Paseamos por la zona con prudencia, siguiendo las indicaciones del guía, disfrutando del paisaje y admirando las cumbres imponentes que nos rodeaban. Sin nadie a nuestro alrededor, se respiraba tranquilidad absoluta en medio de un entorno incomparable.
Sin prisas volvimos a bajar por otro camino. Éste era más abierto y ofrecía más vistas sobre el valle. Mario nos enseñó y nos comentó el nombre de los picos que íbamos viendo: Pico Blanco, Pico Negro, Bony d’Envalira, también nos explicó las particularidades de cada uno.
Más tarde, tuvimos la suerte de ver un rebeco pirenaico que pasaba por nuestro delante a una velocidad increíble. Fue cuestión de segundos, pero es impresionante de ver la agilidad con la que este animal se mueve por el terreno.
Finalmente llegamos a la yurta, punto final de la actividad, cansados pero felices. Este paseo es una gran aventura de paz, que a la vez, nos enseñó mucho sobre la montaña, su la fauna y la flora. »
Martha.